Un elemento vital en la conducción de un vehículo es, sin duda, el freno; la capacidad de poder reducir la velocidad o detener la marcha cuando se desea o si se requiere. En la actualidad existen diferentes componentes llamados discos, de fundición o elaborados con acero que permiten lograr este propósito. Además, se emplean en su fabricación materiales de vanguardia como la cerámica. Por otro lado, pueden ser lisos, rayados o agujereados para favorecer la disipación del calor.
En sus orígenes, los frenos de disco se comenzaron a utilizar en los coches deportivos que, por las altas velocidades que alcanzan, requieren de una mejor capacidad del sistema de detención. En otras épocas se instalaban dentro del automóvil, exactamente al lado del diferencial que es el componente que permite el giro de las llantas. Y en el caso de los vehículos de carrera se continúa, hoy en día, con esta práctica porque ayuda a disminuir la transmisión de calor a los neumáticos.
Sin embargo, en la gran mayoría de los modelos actuales se encuentran dentro de las ruedas delanteras. En los talleres mecánicos reparar discos padrón conseguirás profesionales especialistas en el mantenimiento y la instalación de estas importantes piezas, que debido a que son metálicas no se consumen tan fácilmente. Su tiempo de deterioro es una consecuencia directa de la manera de conducir y del cuidado que se tenga de los frenos.
El proceso de frenado incluye el roce de los discos con un área que posee un elevado coeficiente de fricción, las pastillas. Estas ejercen sobre aquellos la fuerza requerida para convertir la mayor parte de la energía cinética del automóvil desplazándose en calor, logrando detenerlo. Y se desgastan con más frecuencia. No obstante, por razones de seguridad, cada vez que sean sustituidas también debe revisarse el desperfecto sufrido por el sistema global, de modo de reemplazarlo si es necesario.
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